22.7.09

Aprendiendo a prevenir adicciones tempranas.

Las adicciones en la Argentina y en el resto del mundo están a la orden del día: han surgido algunas nuevas y otras han tomado otras connotaciones y características distintas sin dejar ser en esencia las mismas. Las toxicomanías por ejemplo se han transformado de una experimentación con nuevas vivencias a una identificación con ciertos grupos sociales y también… grupos musicales. En el Reino Unido, los investigadores de la Universidad de Leicester, realizaron un estudio de gustos musicales y estilos de vida, que reveló que un cuarto de los fanáticos de las sinfonías de rock probaron marihuana, mientras que el 12,3% de los amantes de la ópera ingirieron hongos alucinógenos. La encuesta, que involucró a más de 2.500 personas, fue encabezada por los seguidores del hip hop, que no sólo son los que más drogas consumen, sino que también son los más promiscuos. Según este estudio parecería haber una firme vinculación entre consumo de drogas, promiscuidad con el tipo de gustos musicales según el grado de aceptación que estos tengan, claro está que estos estudios tuvieron como punto de referencia a jóvenes y adolescentes.
Por otro lado en nuestro país, se ha advertido que en estos últimos tiempos la comercialización de sustancias psicotóxicas ha crecido en niveles desproporcionados inclusive ahora con la introducción en el mercado de nuevas drogas que causan mayor adicción y daños irreparables en el organismos como el caso del paco, tuco, pasta base mas baratos y mas letales. Sumado a esto las drogas de consumo tradicional –si así se pueden llamar- como la cocaína, la marihuana han incrementado su toxicidad lo que las hace más peligrosas todavía. Otras como el éxtasis, son relevadas a ciertas esferas sociales a las cuales no todos tienen el mismo acceso. Cabria decir que existe una droga para cada estrato de la sociedad: el paco de los pobres o el éxtasis de la clase media y alta además del consumo de alcohol y cigarrillo generalizados aún entre chicos de cada vez más cortas edades.Como en el Reino Unido, aquí también se puede encontrar relaciones en el tipo de grupos sociales y música que escuchan si vamos al caso, los llamados floggers que participan de fiestas con música electrónica son usuarios de drogas de diseño, en cuanto la noche de los fanáticos de grupos bailanteros sabe de drogas más baratas, “más acercadas al bolsillo de sus consumidores” se podría decir. A pesar de esto esta vinculación aun resulta un tanto aleatoria, no todos los floggers son consumidores de drogas de diseño, ni todos los fanáticos de la bailanta optan por drogas más accesibles económicamente. Evidentemente una relación, aunque no es la misma en todas las situaciones. Pero, el tema de la forma de brindar entretenimiento en las fiestas a los chicos es cuestionable, si sabemos que nuestros hijos asistirán a determinado tipo de fiesta es necesario saber de que clase será, quiénes asistirán y cómo son esas personas (muchas veces los distribuidores de drogas se valen de chicos de la misma edad de nuestros hijos para introducirlos en el consumo). Ello implica un nuevo planteamiento acerca de interiorizarnos mejor con los jóvenes que tenemos en nuestras manos, sea cómo padres o educadores, frecuentemente se opta por la libertad y otorgar mayor poder de decisión a los chicos siendo que estos no están preparados para afrontarlo y es así como pasan a ser huérfanos de la vida aún con padres vivos.
Muchos adultos tienen miedo de perder el vínculo que creen tener con sus hijos si los están controlando en sus salidas, dándole órdenes, aconsejándolos y en realidad lo único que están haciendo es perderlos mucho más todavía en etapas donde los chicos necesitan del apoyo y contención de los adultos. Tanto los jóvenes y adolescentes tienen derecho a decidir por si mismos, a equivocarse pero también deben estar muy bien asesorados y protegidos de toda acción que ponga en riesgo su vida y la de otros. En ocasiones habrá que preferir el tener discusiones con los chicos y señalarles los límites y sus razones antes que derramar lágrimas de sangre en un futuro.