22.7.09

La otra pedagogía: Formación para el ocio o como saber recrearse sanamente.

Una de las nuevas alternativas que plantea la Pedagogía Social apunta directamente a las actividades recreativas que son focos persistentes de aglomeraciones urbanas desde hace ya largo tiempo. El ocio, que parecía haber sido relegado a la actividad turística después de la segunda guerra mundial, ha hecho eclosión en otras formas de diversión y entretenimiento, las cuales se han sectorizado de acuerdo a los distintos niveles económico-sociales, y también entre las edades y géneros de quienes son destinatarios de tales servicios.
Desde un principio, el turismo solo se vinculaba con cierto nivel socioeconómico cuyo poder adquisitivo le proporcionaba accesibilidad al mismo limitando las posibilidades de introducción del resto de la población. No se necesito de mucho tiempo para concientizar a las personas acerca de otras posibilidades de recreación que no demandaran recorrer enormes distancias e insumir grandes inversiones en su obtención, reduciendo ampliamente los costes económicos y los esfuerzos de la tarea del ocio.
Por otra parte el ocio, pronto se vio convertido en una especie de trabajo por más que fuera una actividad de recreación a la vez que se descubrió la necesidad de cómo saber invertir tiempo, esfuerzo y dinero en él, de allí que la Pedagogía del Ocio concentre su aporte en retribuir de una formación consistente en utilizar los distintos medios de recreación que ofrece una sociedad. Parecería ser a simple vista, que la tarea de diversión y entretenimiento fuera algo muy fácil, pero lo cierto es que el ocio trae sus complicaciones, difíciles de soslayar y que requieren de cierta preparación. Hay que saber enseñar diversión y entretenimiento sano y no exclusivamente para la población en edad productiva: los niños y adolescentes de hoy desconocen las actividades lúdicas que practicaban las generaciones anteriores, con el sendentarismo prevaleciendo en sus vidas, altamente sostenido por el uso de computadores, videojuegos, celulares, televisión, internet, es muy lógico observar asimismo que los problemas de peso, estress y depresión en estas jóvenes generaciones se han incrementado.
Los mayores tampoco permanecen ajenos a esta situación aunque en este caso tome connotaciones un tanto diferentes, en ellos ha aparecido una fuerte desvinculación de su relación con el otro. Antiguamente la gente mayor estaba mas inserta en el núcleo familiar pero en la actualidad con la familia fragmentada ya no es posible de observar el mismo comportamiento. En resumen, los adultos mayores aparecen cada vez más aislados y ajenos a la sociedad y se encuentran relegados a centros que funcionan más como depósitos de ancianos que geriátricos. Para ellos como para también los más jóvenes se hace importante el delinear otros horizontes que funcionen a manera de contención e igualmente para mejorar su calidad de vida.